En nuestro país, la danza es un rasgo característico de nuestra cultura, que nos identifican ante otros países. Y el estado tiene la obligación de salvaguardar y promover el acervo cultural de la Nación; proteger los derechos de los autores, de los artistas intérpretes o ejecutantes, así como de los editores, de los productores y de los organismos de radiodifusión, así como de los otros derechos de propiedad intelectual. Esto lo establece en el artículo 1° de la Ley Federal del Derecho de Autor.

Facultando al Estado para brindar el reconocimiento de un derecho de autor en favor de todo creador de obras de las ramas siguientes: literatura, musical, dramática, danza, pictórica o de dibujo, escultórica y de carácter plástico, caricatura e historietas, arquitectónica, cinematográfica, programas de radio y televisión, programas de computo, fotográficas, entre otras que establece el artículo 13° de la ya citada ley.

En el caso específico de la danza el conjunto de los movimientos corporales pueden constituir un derecho de autor, a través del cual el creador estará protegido y podrá decidir sobre quien representa o ejecuta públicamente su obra. Para esto la ley regula el contrato de representación escénica que es un contrato atreves del cual el autor o titular del derecho patrimonial, en su caso, concede a una persona física o moral, llamada empresario, el derecho de representar o ejecutar públicamente una obra literaria, musical, literario musical, dramática, dramático musical, de danza, pantomímica o coreográfica, por una contraprestación pecuniaria; y el empresario se obliga a llevar a efecto esa representación en las condiciones convenidas y con arreglo a lo dispuesto en esta Ley.